Para empezar debo decir que creo firmemente que es totalmente necesario que ambos conceptos estén continuamente relacionados y unidos.
La sociedad cambia, está en continua transformación y evolución, en ocasiones con resultado positivo, en otras no tanto. El Scout debe adaptarse a los tiempos pero sin perder su esencia y sobre todo sin perder los valores.
Es, en mi opinión, necesario que alguien mantenga una serie de valores en esta sociedad de hoy en día, la cual solo piensa en el presente sin tener en cuenta los efectos futuros, una sociedad centrada en el “tanto tienes, tanto vales” y sobre todo una sociedad egoísta.
Es parte de nuestra responsabilidad como Scouts aportar nuestro granito de arena en construir una sociedad mejor, alejarlas de esos valores individualistas para convertirlos en comunitarios. Debemos empezar a trabajar a nivel micro social, desde nuestro propio barrio.
Vemos que hoy en día los niños, desde edades muy tempranas, permanecen demasiadas horas sentados delante del ordenador, sobre todo haciendo uso de las tan famosas redes sociales, las cuales se han convertido, en mi opinión, en una falsa herramienta de socialización.
Evidentemente, los Scouts no tenemos una varita mágica para solucionar todos los problemas de la sociedad, pero si comenzamos cambiando la realidad social de nuestro barrio será un gran paso. Se pueden realizar actividades lúdicas para los niños del barrio, podemos mejorar la infraestructura del mismo y podemos colaborar con los distintos grupos que existen en el (Asociaciones vecinales, grupos parroquiales y otros grupos).
Porque todo el trabajo no nos corresponde a nosotros, si no que es la propia sociedad, con nuestra ayuda como parte integrante de la misma, la que debe ser consciente de todos estos cambios que se están produciendo y es la propia sociedad la que debe solucionarlos.
En definitiva, no podemos olvidar que “el Scout es constructor de un mundo más perfecto”.
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