He visto constelaciones y viajado en estrellas fugaces.
He andado por senderos sin fin, arropado por la seca vegetación del verano. He tenido momentos de flaqueza donde una mano amiga me ayudó a continuar.
He viajado con mi mochila al hombro mientras cruzaba puentes y seguía arroyos y siempre, mi pañoleta me acompañó.
Esa misma pañoleta, que un día tuvo colores intensos y que hoy muestra cierta palidez en sus tonos tras el paso de varios campamentos. Esa misma pañoleta que dice quien soy y a donde pertenezco.